A una temperatura y humedad adecuadas, las semillas de las plantas germinan solo en la luz (p. ej., albahaca) o solo en la oscuridad (p. ej., tomates). En la práctica del jardín, esto significa que las semillas de los germinadores claros se esparcen en el suelo, mientras que las de los germinadores oscuros deben cubrirse con tierra.